El primer fin de semana de Agosto vino acompañado del habitual Torneo de Slowpitch en la playa.
Un renovado equipo de viejas glorias junto con algún jugador en activo y gente nueva que se ha acercado a la organización de Toros de Pamplona han participado con intención de renovar el título del año pasado.
Los coches, las caravanas y las tiendas se despliegan el viernes y comienza la fiesta del sofbol para todos aquellos que se congregan en el pueblo costero de Andernos Les Baines en la bahía de Arcachón. Gente de todos los lugares y condiciones se reúnen para celebrar en el campo y/o en el camping o en las instalaciones ofrecidas por la organización con la intención de bailar y jugar pelota.
Los ánimos estaban altos el viernes por la tarde ya que los Toros defendía el título y todo eran apretones de manos, brindis con cervezas frías y buenas conversaciones en torno a un calderete gestionado por Juan Redín “Little”.
El pronóstico del tiempo no era bueno para los encuentros iniciales de la primera jornada del sábado. Y si bien la lluvia no hizo acto de presencia hasta las cuatro de la tarde, el último encuentro se tornó difícil de terminar por el frío y la lluvia. No obstante resultó una jornada prometedora ya que los Toros ganaron los tres primeros encuentros con marcadores holgados.
El gran Chicho, Francisco Kingsley, hizo el único cuadrangular de la jornada para los Toros. El fuerte viento del Atlántico azotó los terrenos 2, 3 y 4 convirtiendo los jonrones en una rara avis. a lo que había que sumar el desgaste del material y la pelota mojada. Este hecho resultó crucial para la siguiente jornada donde entre nubes y claros el viento se mantuvo firme: el alto número de vuelacercas en el campo número uno permitió records de carreras anotadas en un partido (Mapuches 40-0).
No obstante las condiciones meteorológicas, el manager de los Toros, Victor Martínez mantuvo al equipo motivado y realizó desde la loma buenas atrapadas y cerró entradas con menos de cinco lanzamientos. El poco acierto al bate de los y las ya veteranas del equipo sumando a cierta relajación en la defensa hizo que la balanza cayera del lado (Lynx) en semifinales.
Un equipo muy competente y con una agresividad en bases notoria. Y es que en este torneo se hace patente un eslogan clásico en el mundo de la pelota «el béisbol no perdona». Si un equipo no hace un out de rutina o una asistencia el oponente no perdona la oportunidad. y esto es lo que sucedió en la semifinal y en el siguiente partido contra los Rayders del capitán Julian, para el reparto del tercer y cuarto lugar.
El torneo se decidiría del lado de los Mapuches. Los mismos que cayeron en la final el año pasado contra el equipo de los Toros. El día mejoró y si bien se suspendió el Home Run Derby, el ambiente fue como en otras ocasiones una delicia para los que gustan de este deporte. Una fiesta de la pelota organizada por Patrice Briones desde hace dos décadas y que cada vez goza de mayor nivel.
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